El bajista Krist Novoselic aseguraba que los "80 acabaron cuando salió el Nevermind". Y gran parte de razón tenía. Hasta entonces, la música rock que podía llegar hasta nuestras fronteras era la que proponían grupos de glam-rock y hair-metal. Pero todo eso se acabó cuando Nirvana dio un golpe en la mesa y reventó el mercado discográfico. Fue un verdadero bombazo cuyo epicentro estaba localizado en Seattle, ciudad donde otras bandas como Soundgarden, Alice in Chains o Pearl Jam hacían también sus pinitos.
Estas bandas, y otras muchas, se vieron beneficiadas por el tremendo éxito comercial de Nirvana, que, sin ser los creadores de lo que se conoció como grunge, sí que lograron expandirlo hasta límites insospechados. Era el momento del rock alternativo, el momento de bandas que disfrutaban en la escena underground.
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